viernes, abril 18, 2008

Otra paradoja para sumarle a la vida

Ultimamente estoy mas cordial que de costumbre. No es casual. Durante gran parte del día ando con una expresión que no puedo borrar de mi cara porque ahora por sonreír se me paga.

Así es. Recepcionar en la empresa donde trabajo es derrochar amabilidad y algarabía, y me cuesta sacudirla al terminar la jornada. Durante algunas cuadras, en el camino de regreso a casa, atino a sonreír o hacer gestos gratos a la gente que camina por la calle. Esto podría ser peligroso a la larga si no se me pasa, ya que cualquier hombre podría malinterpretar mi tic y darse por correspondido.

Estoy anonadada con toda la sarta de reglas y prohibiciones de las que me atiborraron ni bien comencé a trabajar, hace ya una semana. Se podría hacer una enciclopedia con la cantidad de cosas que hay que tener en cuenta para no meter la pata. Lo loco, o según muchos con los que hablé no tan loco, es que no se tiene ni por casualidad la misma seriedad para hablar de prestaciones, ni mucho menos de salarios. Me enteré por mi compañera que esta semana, al ser de “capacitación” no se nos paga. A ella se lo dijeron y a mi no, con lo cual me voy a hacer la desentendida y reclamaré cuando corresponda… Definitivamente capacitación no tuvimos, a no ser que le llamen así a estar trabajando toda la semana recepcionando clientes y proveedores, carteros y deliverys, muchos de los cuales se dan el lujo de maltratarte, ambas paradas gran parte del día, y como les decía, con la obligación de la sonrisa bien dibujada. O quizás le llamen así al consejo gerencial de la jefa cuando me dijo una frase que no voy a olvidar nunca en mi vida, por su gran aporte a mi desarrollo laboral:


Yo, sonriente (atendiendo a un cliente): "Digame su nombre por favor así lo llaman y lo asesoran los vendedores"
Cliente X: "Rubén"
Yo, sonriente: "Muy bien Rubén, pase por el salón y lo van a llaman por su nombre de pila"
La jefa susurrante, en un acto de enseñanza sin prescedentes: "no le digas pila, no queda bien"


A esta altura me doy cuenta de que voy a necesitar urgente que me tramiten la obra social para hacerme un tratamiento en la mandíbula porque se me va a caer de tanto sonreírle al cliente. Además voy a necesitar un turno con el traumatólogo porque el nervio ciático me esta pidiendo vacaciones después de haber estado parada toda la semana. También un buen odontólogo, porque a falta de felicidad, me la paso bajando la caramelera que está en recepción... Y por qué no, un curso de control de ira... Al fin y al cabo, parece ser que voy a trabajar para pagarme las dolencias que me provoca hacerlo. Y así es señoras y señores, como una vez más la Paradoja se hace presente... esa gran amiga complicada con quien ya estamos, claro está, plenamente familiarizados.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

no mas que aplausos para tu blog, me encarta, digo encanta




si queres pasate por el mio, no estamos en el mejor momento pero hay videos copados que hicimos nosotros...



qe la fuerza te acompañe, es aconsejable colgartela al cuello para no olvidartela nunca, a la fuerza

[ Sol. ] dijo...

holaa
no me conoces, ni yo a vos :P
pero me llego un juego q capaz q te interesa
es medio bolu pero bue
entra a mi blog y enterate
saludos!